Page 107 - Libro LEI 2020
P. 107

En el verdor

               Veo ese follaje y vuelvo ahí de niña, a un paseo con mis
               padres y mi abuela paterna. Uno de los pocos recuerdos de
               algo  así,  tal  vez,  porque  los  picnics  no  eran  cosa  de  mi
               padre.  O  será  por  como  terminó  ese  día  que  lo  hizo  tan
               memorable.


               Adentrándonos en la espesura de un paisaje al costado de
               una ruta de campo, como Caperucita Roja en su bosque, la
               canasta la lleva mi mamá que nos advierte a mi hermano y
               a mí que no nos alejemos. El lugar es una cueva enorme
               formada  por  las  copas  de  los  árboles  y  una  maraña  de
               matorrales que nos ocultan la ruta.


               -¡Cuidado con el agua!- Un zanjón se extiende en espejo
               oscuro muy cerca, para nosotros un atractivo lago.

               Nos  vamos  de  excursión  con  papá    por  un  caminito  que
               hacemos  nuevo  con  nuestras  pisadas.  Él  va  adelante
               aplastando los yuyos más altos que nuestras cabezas como
               las  gigantes  olas  del  mar,  mecidos  en  amarillos  y  verdes
               tapando el horizonte. Entramos de pronto en la jungla de
               sol que da a todo un nuevo color, olor y sonido. Crujiente,
               seco y dulce de espigas, zumbido de abejas mezclado con
               chirridos  de  otros  insectos.  Bailan  mil  mariposas  blancas
               sobre  nuestras  cabezas.  Su  aleteo  destellante  y  tibio  se
               pierde en el follaje.


                -¿Fuiste así de chica abuela?

               Caminamos  escuchando  sus  anécdotas.  Juntamos  hojas,
               seguimos un insecto. Mi hermano descubre ranas nadando
               en el borde del lago. Hacemos barquitos con cascaras de
               los  troncos.  Una  rana  sube  y  salta.  Mi  hermano  resbala,
               termina  sentado  en  el  agua.  Papá  lo  saca  negro  y
               chorreando barro.


               En  el  auto  no  paro  de  reírme.  Mi  hermano,  serio,  va
               comiendo  una  medialuna  vestido  para  carnaval,  el  saco
               rosa  de  mamá  metido  dentro  de  un  short  de  papá
               sostenido por una soga y mis medias a lunares.

                                                                                 Gabriela Garro



                                                                                                   106
   102   103   104   105   106   107   108   109   110   111   112