Page 35 - Libro LEI 2020
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El gato
Apareció una tarde de lluvia en el umbral de la puerta,
estaba empapado.
Cuando me acerqué casi no me miró, se acurrucó y cerró
los ojos.
Era un gato grande, musculoso, de pelaje negro, en
algunas partes mostraba manchas blancuzcas. Sentí
lástima por el animal, hacía frío y llovía copiosamente,
busqué una toalla y traté de secarlo.
Allí estaba, inmóvil, indiferente, el brillo fulgurante de su
piel parecía iluminar la tarde cerrada.
Me decidí y entré al gato, lo acomodé en una alfombra
vieja y me fui a dormir.
Al amanecer me despertaron los maullidos; salté de la
cama sin hacer ruido, la luna alumbraba la sala; al
acercarme una intensa luz me encandiló…¡no estaba!
Alarmada lo busqué por todos lados pero fue inútil, sin
embargo unos cuantos brillos titilantes me acompañaron
siguiendo el trayecto hasta el cuarto.
Me temblaba el cuerpo, mi cabeza estallaba. El gato que
creía indiferente había dejado su eterna presencia en el
ambiente.
Con mucho miedo me acomodé en la cama para intentar
descansar, una sensación de impotencia me invadió
Había dejado de llover.
Ángeles Barisani
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