Page 101 - Libro LEI 2020
P. 101
La despedida
No quedaba mucho tiempo, el planeta enfurecido nos apuraba a
escapar. Aun así decidí ir por última vez a la casa. Cuando atravesé el
umbral, un aire familiar me golpeó tan fuerte que mis ojos se llenaron
de lágrimas. Mi corazón quería renunciar, pero lo convencí de recorrer
las habitaciones en busca de algún recuerdo olvidado, algo que
pudiera atesorar y llevarme. A cada paso, los rincones me devolvían
los ecos acumulados de todos estos años, uno de ellos me sorprendió
con una emoción escondida en la oscuridad.
Cuando entré al dormitorio todos los detalles me murmuraron tus
últimos momentos... y luego otra vez ese silencio sin fondo. Salí por el
ventanal que da a la playa y un viento brutal me contó cómo aceptó tu
voluntad, y te acompañó hasta el mar. Amabas este lugar y decidiste
quedarte. El cielo con un grito atronador me recordó que me apurara,
sino, se irían sin mí.
Aún no me había acomodado cuando escuché cerrarse la escotilla, y
con un suave ronroneo la nave comenzó a elevarse. Abroché mi
cinturón, y mientras me hundía en la butaca cerré los ojos.
No fue sino hasta después de atravesar la atmósfera que mi rostro, ya
relajado, dibujó la más triste de las sonrisas.
Raúl Menevichian
100